Con la promulgación en Francia de la Ley 2019-759 del 24 de julio de 2019, se le dio vida en ese país a lo que se conoce como Digital Service Tax –DST–, un impuesto que no ha estado exento de controversia y cuyo estudio vuelve a tomar vigencia.
En una sociedad como la nuestra, donde las sociedades de capitales (y las figuras asociadas a ella, como la revisoría fiscal) están llamadas a su desuso, a su extinción o, por lo menos, a su modificación, vale la pena repensar el sentido de la empresa y, por ende, de su contabilidad.
No es solamente la clásica frase que la diferencia entre elusión y evasión es el grosor de la pared en la cárcel. La elusión fiscal puede ser viable como efecto, no como causa, es decir, cuando el ahorro fiscal se da como consecuencia de una situación específica, y no que se haga dicha actuación solo para conseguir un ahorro tributario.
La exposición de motivos justifica el proyecto por razones de austeridad, para “acabar con el derroche” y recuperar un crecimiento “basado en una economía cristiana”. Llama la atención que el partido de Gobierno reconozca que hay un derroche de recursos por parte del mismo Gobierno al que pertenece.
Lo que entendemos por establecimiento permanente, que pasa de ser físico a digital, así como la manera en que se recauda el IVA a plataformas digitales, deberán cambiar, y pronto, si queremos mantenernos a la par de la realidad global en materia tributaria.
En el comunicado del Ministerio de Hacienda que anunció nuevas medidas para proteger el empleo en el país se observa cómo se ha confundido, por enésima ocasión, la labor del contador público con la del revisor fiscal. Es un exabrupto pedirle al revisor fiscal que certifique una actuación.
“La nueva normalidad” es el escenario actual de pandemia. Todo ha sido impactado por el COVID-19. La combinación de aislamiento social, incertidumbre económica y presión forma un coctel para un desorden mental. Se guarda la esperanza de que la “nueva normalidad” sea lo más cercana posible.
En lo que tiene que ver con el manejo del COVID-19, nuestro país bien puede observar lo ocurrido en otras latitudes para así poder tomar decisiones en materia de políticas públicas, particularmente por la ventana de algunas semanas o meses de diferencia que tuvimos respecto de Asia o Europa.