La dinámica de la nueva economía ha hecho que los consumidores se vuelquen hacia modelos de consumo flexible, como el renting; una oportunidad para cambiar el paradigma de la propiedad como única manera de disfrutar de activos y de aligerar cargas financieras y tributarias.
Para el cubrimiento de necesidades específicas de una organización, en algunos casos puede recurrirse a la figura de renting. Una entidad necesita por ejemplo 5 vehículos para su servicio de transporte, o para asignárselo al contador y al revisor fiscal de la compañía, y entonces decide no adquirirlo bajo compra sino en arrendamiento, y firma un contrato de renting, por ejemplo a 5 años.