Rafael Serrano Urdaneta, gerente de Pronavícola S.A., afirma que gravar productos de la canasta familiar como el huevo y el pollo, como tiene en mente el Gobierno, hará que el consumidor lo sienta en su bolsillo; además piensa que esto le abrirá las puertas al contrabando.
Recientemente, la Federación Nacional de Avicultores de Colombia –Fenavi– rechazó la propuesta de la Comisión de Expertos para la Equidad y Competitividad Tributaria, la cual busca gravar con un IVA del 5% los productos básicos de la canasta familiar, donde se encuentran el pollo y el huevo. Rafael Serrano Urdaneta, gerente de Pronavícola S.A., opinó sobre el tema.
Es indiscutible que al gravar el huevo y el pollo con un IVA del 5%, el costo de estos productos aumenta y el consumidor lo va a sentir en un mayor precio del producto. En los estratos de menor poder adquisitivo esto resultará en una menor capacidad de comprar unidades de huevo o kilos de pollo, a ingresos constantes.
Si el costo internamente aumenta y nuestros vecinos –Venezuela y Ecuador– producen a menor costo que el nuestro, eso se sentirá en el aumento del contrabando. Dichas fronteras tienen muchos pasos informales que la DIAN no está en capacidad de controlar.
El encarecimiento de la canasta familiar no es bueno para nadie. Los estratos de menor poder adquisitivo lo sentirán más fuerte, pero afectará a todos los consumidores. Es una medida bastante impopular, sobretodo si tenemos en cuenta los pocos o nulos esfuerzos que el Gobierno hace para controlar el gasto público.
Austeridad en el gasto es algo que no está en las prioridades efectivas de este Gobierno. La corrupción y la mermelada no ayudan a que la gente esté más receptiva a aceptar estos nuevos impuestos. Una vez más nos vemos ante el incumplimiento de un Presidente que en su campaña electoral garantizaba y prometía que no iba a crear más impuestos. Esas promesas incumplidas deberían ser objeto de algún tipo de sanción, pues es una mentira para recolectar votos.
Combatir de manera abierta y decidida la evasión. En este punto, los esfuerzos son insignificantes. Penalizar a los evasores y acabar con las exenciones tributarias en su altísima mayoría. Y como todos los esfuerzos no deben ser concentrados en el aumento del recaudo solamente, una fuerte decisión de controlar y bajar el gasto público. Terminar con la mermelada (algo que parece imposible).