Las tarjetas de crédito están siendo cuestionadas. Como lo asegura el columnista Arnoldo J. Martínez de El Observador Económico, “el dinero plástico es un mal que promueve el consumo innecesario y la proliferación del endeudamiento”. Por otra parte, se asegura que es un instrumento financiero accesible y útil que contribuye a desarrollar el historial crediticio de su portador.
Pero lo importante aquí es hay que saber darle un buen uso y conocer las condiciones financieras. Usted, como portador de esa tarjeta, debe contar con el dinero para pagar a corto plazo lo adquirido con la tarjeta. Tenga presente que la tarjeta no es un sustituto del dinero; es un mecanismo que facilita el uso de un crédito el cual debe estar debidamente respaldado.
Ahora, si usted cuenta con el dinero para pagar lo que consume, utilice la tarjeta siempre y cuando pague la totalidad de lo consumido. Si no tiene la totalidad del dinero pero sí cuenta con la capacidad para pagarlo a plazo, utilice la tarjeta y pague su saldo en un corto plazo.
Recuerde que tener una tarjeta de crédito significa un préstamo a corto o largo plazo por parte de una entidad bancaria. Usted está comprometido a cancelar una tasa de intereses y comisiones bancarias mientras se paga el total de lo que se adeuda al banco. Cada mes, entonces, se irán abonando los saldos de la tarjeta hasta la fecha límite.
Las exigencias para obtener la tarjeta de crédito cada vez son más flexibles. Es importante tener a la mano requisitos como la certificación laboral, los extractos bancarios, el historial crediticio y algunas referencias personales.
Recuerde que cada vez que haga desembolso de un cargo mínimo que le corresponde cada mes, la deuda irá aumentando, con intereses y demás aditivos económicos con los que se comprometió para que le hicieran el préstamo, hasta el momento que cancele la deuda total.
Cada vez que llegue la cuenta mensual de la tarjeta, revise qué clase y qué cantidad de intereses está cancelando para poder comparar tarifas entre banco y banco y saber si esa tasa le conviene o no.
Tenga presente no endeudarse con más de lo que gana. La tarjeta de crédito se gestiona cuando requiera de un gasto grande y tenga la seguridad de poder cubrirlo a largo plazo. Tener una tarjeta para usarla como plata de bolsillo es un riesgo que corres al no poder controlar gastos y contar con plata que no va a recuperar ni administrar.
Mucho cuidado porque utilizar un cajero electrónico en el exterior podría salirle costoso. Como lo publica La República, realizar una transacción electrónica como un retiro o un avance puede costar entre $5.000 y $17.000.
Si usted tiene una cuenta bancaria, por ejemplo en Davivienda, viaja a Nueva York y realiza un retiro por un cajero que le recibe el plástico, le cuesta $15.500 según datos reportados en octubre a la Superintendencia Financiera.
Así, para el servicio de retiros, el banco que mayor cobro tiene es AV Villas, con $16.400 y el que menos cobra es el Banco de Bogotá con $3.500.
En cuanto a avances en efectivo, Bancolombia está en el primer lugar con un costo de $16.424,6 a una TRM de $1.932,3, ya que el banco cobra US$8,5. El que menos cobra es Banco Agrario, que tiene una tarifa de $4.347,7.
Hay que tomar precauciones para minimizar los daños causados en caso que su tarjeta de crédito sea robada. Según la Comisión Nacional de Seguridad Mundial tener un control estricto sobre ellas, es un primer paso a seguir.
Juan Carlos Echeverry, ministro de Hacienda, siempre ha pensado que los altos costos de los servicios financieros están ahuyentando a los colombianos. Y por esta razón, el Gobierno tiene listo un paquete de medidas para frenar los costos abusivos de la banca.
Echeverry dijo que se tendrán unos topes en los productos más usados del sistema, como lo son las cuentas de ahorro y los créditos de consumo. Sin embargo, la Superfinanciera, por medio de estudio ha dicho que no es necesaria la intervención porque los costos han venido bajando constantemente.